A las 20:00h tenía prevista su salida la Cofradía Franciscana de Pasión pero los cielos cubiertos hicieron posponer los horarios de salida en varias ocasiones creando un clima de tensión entre la muchedumbre que aguardaba la procesión a las puertas del templo.
Una hora y media más tarde, el tiempo había dado una tregua, oportunidad que la única cofradía del Lunes supo aprovechar para poner rapidamente sus cuatro pasos en la calle. De esta manera, a las 21:30h. de la noche, las puertas del templo consagrado a la Madre de Dios, se abrian para dar paso al milagroso Cautivo de Medinaceli sobre el reluciente y espléndido trono de pan de oro que tuvo la suerte de mandar Joaquín Ruíz.
Acto seguido lo hacía Nstro. Padre Jesús Nazareno de Pasión, cuya manijería recaía en Francisco Carnerero, quién junto a su cuadrilla lo paseó en su última procesión por las calles de nuestra Lucena.
Siguiendo la cronología de la pasión y muerte de Jesús, la siguiente en salir fue la Virgen de las Angustias. La importante talla conocida como "Virgen de Piedra" atribuida al insigne escultor valenciano afincado en Sevilla, Blas Molner Zamora, paseó sobre sus regazos a Cristo muerto, a hombros de una cuadrilla encabezada por David López.
Finalmente, el cuarto y último de los pasos de esta hermandad franciscana correspondía al paso de palio azul y plata de Nstra. Sra. de la Pasión y Ánimas. Una bella dolorosa de aires granadinos que ese día mandó Pedro Pérez.
Debido a las inclemencias meteorológicas y por cumplir los horarios de entrada al templo, la Cofradía Franciscana se vio obligada a recortar parte de su recorrido oficial, aunque por lo menos el pueblo de Lucena pudo contemplar por última vez a su "Derribo" en la calle, e inmortalizar en la retina o con miles de flashes la silueta del jorobadito Nazareno de Pasión sobre las fachadas lucentinas...
Una hora y media más tarde, el tiempo había dado una tregua, oportunidad que la única cofradía del Lunes supo aprovechar para poner rapidamente sus cuatro pasos en la calle. De esta manera, a las 21:30h. de la noche, las puertas del templo consagrado a la Madre de Dios, se abrian para dar paso al milagroso Cautivo de Medinaceli sobre el reluciente y espléndido trono de pan de oro que tuvo la suerte de mandar Joaquín Ruíz.
Acto seguido lo hacía Nstro. Padre Jesús Nazareno de Pasión, cuya manijería recaía en Francisco Carnerero, quién junto a su cuadrilla lo paseó en su última procesión por las calles de nuestra Lucena.
Siguiendo la cronología de la pasión y muerte de Jesús, la siguiente en salir fue la Virgen de las Angustias. La importante talla conocida como "Virgen de Piedra" atribuida al insigne escultor valenciano afincado en Sevilla, Blas Molner Zamora, paseó sobre sus regazos a Cristo muerto, a hombros de una cuadrilla encabezada por David López.
Finalmente, el cuarto y último de los pasos de esta hermandad franciscana correspondía al paso de palio azul y plata de Nstra. Sra. de la Pasión y Ánimas. Una bella dolorosa de aires granadinos que ese día mandó Pedro Pérez.
Debido a las inclemencias meteorológicas y por cumplir los horarios de entrada al templo, la Cofradía Franciscana se vio obligada a recortar parte de su recorrido oficial, aunque por lo menos el pueblo de Lucena pudo contemplar por última vez a su "Derribo" en la calle, e inmortalizar en la retina o con miles de flashes la silueta del jorobadito Nazareno de Pasión sobre las fachadas lucentinas...
- Fotografías: LucenaHoy
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