Para dicho acto, la dulce Dolorosa de Romero Zafra, se encuentra ocupando la hornacina central del retablo que generalmente ocupa el Santísimo Cristo, flanqueada por columnas salomónicas y escoltada por distintas piezas de candelería y jarras con piñas de clavel blanco.
A sendos lados del retablo se nos presenta, a la izquierda, el estandarte de la cofradía, mientras San Juan permanece a la derecha del mismo, buscando a la Señora con la mirada.
En cuanto al atavío, la Emperatriz de la calle Ancha se muestra elegantemente vestida con los colores asociados a la Inmaculada Concepción, típicos de esta etapa litúrgica, estrenando manto celeste brocado en oro y saya de terciopelo rosa bordada en aplicación por D. Rafael Carmona, siguiendo el diseño del artista pontanés D. Javier Aguilar.
Ambos estrenos, regalo de sus camareras y fieles devotos pertenecientes a esta hermandad filipense.
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Nuestro Padre Jesús de la Bondad, permanece estos días en que se rinde culto principalmente a su Santísima Madre, en una de las hornacinas laterales de la capilla. Dicha hornacina se encuentra enmarcada y decorada con pinturas murales obra del artista pontanés anteriormente citado, quién continúa trabajando en las tareas de ornamentación de esta capilla tras la reciente restauración del edificio, como director artístico de la hermandad.
Desde el blog El arte de vestir a las Imágenes lucentinas, damos nuestra más sincera enhorabuena a la Hermandad de nazarenos del Sagrado Encuentro, todo un ejemplo a seguir por el gran esfuerzo realizado al salvar una pequeña parte del patrimonio de los lucentinos como es la capilla de los Dolores de las MM. Filipenses, sede canónica de ésta corporación.
* Fotografías remitidas por D. Francisco Almagro
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