La Blanca Paloma del Martes Santo lucentino, luce el terno en damasco celeste ajustado por la cotilla realizada en aplicación y a juego con el manto que para la ocasión porta la Señora.
Lo que más llama la atención de éste cambio es el llamativo tocado realizado en raso blanco de seda natural, dispuesto en tablillas en rostrillo y cuello, formando angulosos bullones en la parte del percherín, de manera que enmarca y realza el tono de la policromía de la devota imagen.
Sobre su mano derecha, para secar las perlas de Su dulce llanto, lleva la Señora como estreno un pañuelo bordado y regalado con el cariño de unas fieles devotas.
El Santísimo Cristo del Amor, portentoso simulacro de Dios hecho Hombre, cuyo busto se lo debemos a las gubias de D. Alonso Cano, uno de los máximos exponentes barrocos de la escuela granadina de imaginería, viste para éste mes, como viene siendo habitual en los últimos años, la túnica roja.
- Fotografías: Manuel Espejo
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