sábado, 8 de junio de 2013

Nstra. Sra. de Araceli - "La despedida"

Tan breve se nos hizo mayo con su efímera estancia, que parece que era ayer cuando bajaba vestida de Pastora con la primavera prendida de su pelo... Pero desde ese "ayer" han pasado ya cincuenta días.
Cincuenta jornadas, en las que Lucena ha sentido la presencia de la Madre de Dios más cercana, recibiendo ese calor de Madre dulce y buena que sólo Ella es capaz de trasmitirle a su pueblo, a sus hijos aracelitanos, a los que confían en Ella los ruegos y promesas buscando consuelo en su mirada, en unos ojos que son capaces de decir lo que  jamás sabrían contar las palabras.

Volvió para visitarnos e incluso, desafiando a la tradición, se quedó durante una semana más entre sus gentes, pero a los lucentinos todo ese tiempo nos sabe a poco, los días vuelan a su lado y llegó el día de la despedida. Una despedida que en realidad no es una despedida, sino un hasta pronto, porque aunque vuelva a la sierra, al altar que los ángeles y querubines le tienen preparado en el cielo de su Real Santuario, todos sabemos que las puertas de su casa permanecerán abiertas para recibirnos cuando lo necesitemos, teniendo por seguro que la Divina Emperatriz bajará por un nuevo mes de mayo para devolvernos la visita.
Desde allí seguirá pendiente de cada oveja de su rebaño y nos cubrirá con la protección de su manto. Por eso, sólo le pedimos salud para que podamos seguir viviendo por muchos años más el estremecimiento de los corazones lucentinos cada primer domingo de mayo ante Ella, que todo lo puede. ¡Viva Nuestra Madre!

Que por ver la alegría de nuestra tierra se ha subido María sobre la sierra...

















- Fotografías: Manuel Espejo

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