Para la ocasión nuestra excelsa y majestuosa Patrona viste uno de los ternos más hermosos de cuantos posee su rico ajuar. Se trata de uno de sus primeros conjuntos, probablemente el más antiguo de cuantos se conservan, compuesto por terno, faldón del Niño y manto bordado en plata directamente sobre el terciopelo de seda color carmesí, que data de finales del siglo XVIII y que le fue regalado en 1772 por la Duquesa consorte de Medinaceli, Dña. María Petronila de Alcántara y Pimentel.
Esta vestimenta bordada al denominado estilo cordobés fue la que vino luciendo nuestra excelsa Patrona en los días de su festividad desde que se estrenara hasta finales del siglo XIX, cuando su ajuar comenzó a engrandecerse notablemente con conjuntos como el verde que comenzaría a ser el más usado durante dicha centuria.
Sobre la saya luce las tres clásicas flores de talco que habitualmente suele llevar con esta indumentaria. Además del rostrillo de filigrana labrado en plata sobredorada que enmarca su bendito rostro y la voluminosa presea sobre sus sienes, conocida como "corona de calabaza", la Virgen porta en su mano el antiquísimo "rosario de las tres medallas" que corresponde al siglo XVIII.
Para este cambio tanbién se ha recuperado un antiguo detalle que se puede observar en diferentes pinturas y grabados de la época, como es el de adornar con flores el cetro cuando la Virgen viste de Reina; pequeño detalle que junto al oscurecimiento de los bordados propios del paso del tiempo, confieren a la estética de la Patrona de Lucena y del campo andaluz, ese sabor añejo y con solera que tanto nos gusta a los rancios.
- Fotografías: Manuel Espejo